Esta palabra puede cambiar vidas. No solamente la de las personas que la reciben sino también la de las personas que la dicen.
A pesar de decir “gracias” todos los días, pocas veces me he detenido a escribir una carta para agradecer seriamente las bendiciones que recibo de terceros.
Recordar la satisfacción que me ha traído el escribir cartas de este estilo me hizo comprar sobres y estampillas para el correo. Espero tener la fortuna de terminarme los sobres no en meses sino en cuestión de semanas.