Últimamente he visto que más y más de mis amigos están abandonando sus celulares (cuya función primordial es hacer llamadas) y los están cambiando por Blackberries. Recuerdo que yo intenté mantenerme alejado lo más posible de una Blackberry y por lo mismo no tuve una sino hasta que me la dieron en el trabajo.
¿Qué pasó después de recibirla? Lo que normalmente sucede…
Recibo un correo y lo respondo por lo general en menos de 10 minutos. Escribo uno y espero que me respondan también en cuestión de minutos. Descargué Yelp, Google Maps, Google Talk, Facebook y la aplicación del New York Times y en pocos minutos convertí un teléfono en una necesidad que antes no tenía.
Llego a la oficina ya sabiendo lo que tengo que hacer en mi día. No obstante, fuera de esos 5 minutos de productividad que obtengo en las mañanas, no sé que ventaja que estoy recibiendo de tener este aparato en mis manos.
Cada vez me es más difícil detenerme a leer con calma un artículo del periódico dado que ya leí el resumen del mismo cuando estaba haciendo fila en algún lado.
Cada vez me es más difícil ir a un restaurante impulsivamente ya que puedo leer los comentarios de 100 personas antes de siquiera cruzar la calle para ver el tipo de comida que el mismo ofrece.
Cada vez me es más difícil distinguir cuando fue la última vez que hablé con mis amigos de México ya que aunque no les marco por teléfono, en ocasiones les escribo una línea por el chat del teléfono.
Según un estudio publicado por el Pew Internet and American Life Project, el Internet y la tecnología no nos está haciendo más inadaptados.
Según ese estudio, el hecho de usar Internet y tener mi propio blog me hace más propenso a tener amigos de otras razas y ser más abierto a distinta ideología política. El hecho de mandar mensajes por celular me hace más propenso a tener más amigos y el hecho de tener acceso a la tecnología me hace más extrovertido.
Me pregunto si habrá algún sesgo en este análisis…
Me pregunto si los autores habrán ignorado alguna variable clave en su estudio.