Esta semana mi hermana comenzó a hacer su servicio social que es un requisito para que pueda obtener su título de Médico Cirujano. El servicio social consiste en ir a una población remota y ser el doctor que atienda (sin costo alguno) a la población de dicha aldea.
Debido a sus buenas calificaciones, mi hermana tuvo la “suerte” de estar en un pueblo que se encuentra a tan sólo dos horas y media de distancia. Durante todo un año, mi hermana va a estar trabajando las 24 horas del día atendiendo a la población de este pueblo y curando a sus enfermos.
Yo tuve que hacer servicio social cuando estaba en la universidad. No obstante, mis 300 horas no se comparan en lo absoluto con sacrificar todo un año de mi vida. Me pregunto de qué manera hubiese cambiado mi vida de haber hecho un servicio social como el de mi hermana.
Creo (o quisiera creer) que hubiera disfrutado la experiencia. Hubiera sido quizás un año de sacrificios pero también un año de reflexión que me hubiera ayudado muchísimo a entender más a la raza humana. Un año en el que se hubiera formado más mi carácter y un año que hubiese considerado una inversión en lugar de un requisito.
Desafortunadamente (o afortunadamente para el gobierno), los economistas quizás no proveemos el mismo valor que provee un médico. Podremos decir que nuestras decisiones afectan a millones de individuos. No obstante, como dice mí hermana… “Las vidas que cambias no te dicen gracias” y no te dan una gallina (que es todo lo que tienen) para agradecerte lo que haces por ellos.
jajaja… estaría buenísimo ver a un economista un año en un pueblo remoto… creo que pasaría algo parecido a la película La Ley de Herodes.
LO TERMINARÍAN QUEMANDO!!!