Burocracia – La intención NO es lo que cuenta

De la misma manera que las leyes son una solución imperfecta (si asumimos que no existen las verdades absolutas) consecuencia de la necesidad de tener criterios para vivir en sociedad, parece ser que los procesos burocráticos son el resultado de buenas intenciones.

En estos días he estado pidiendo préstamos para financiar mi maestría y me doy cuenta de que debo llenar varias formas (en el mismo banco) que contienen exactamente las mismas preguntas. Iba a preguntar la razón de tener que responder las mismas preguntas cuando la voz en el otro lado de la línea telefónica me interrumpió diciendo… “esta forma se llena para proteger a la persona que pide el préstamo”

No tengo idea de que haya ocurrido en años pasados. Ignoro la manera en la cual una institución se aprovechó de un estudiante que pidió un préstamo y no se me ocurre de qué manera me protege el preguntarme dos veces la misma pregunta. Lo que es muy interesante es el ver que el exceso de trámites fue el resultado de querer proteger mis intereses.

Si antes se podía conseguir un préstamo educativo en menos de un día, ahora toma varios días si no es que semanas. Se crean costos indirectos (en este caso tiempo) queriendo proteger a los ciudadanos.

Subsidios, regulaciones, tarifas y reglamentos.

Su función es ayudarnos y son creados por gobiernos con buenas intenciones que desean maximizar el beneficio de sus pueblos.  En lugar de vivir en un mundo dónde todas las personas pagan los mismos impuestos o un lugar dónde todos los productos de importación pagan la misma tarifa arancelaria, vivimos en un mundo lleno de trámites y excepciones.

El catálogo de impuestos de importación de Estados Unidos (para dar un ejemplo) contiene más de 3000 páginas. Tres mil páginas que indican cuanto se debe pagar por un producto dependiendo su origen y naturaleza.

Como economista entiendo que tiene sentido el cobrar tasas diferentes según distintos criterios. No obstante, últimamente me he estado preguntando si la complejidad nos ayuda o si acaso termina perjudicándonos.

¿Quién entiende la ley del impuesto sobre la renta salvo las personas que tienen los recursos para contratar a un buen contador y a un buen abogado? ¿Quién tiene los recursos para entender todos los procesos que se requieren para vender un producto en el extranjero salvo las grandes empresas?

El otro día leí que el segundo martes de cada mes Microsoft actualiza su sistema operativo para proteger nuestras computadoras. Cada segundo martes Microsoft anuncia sus debilidades y como consecuencia cada miércoles hay nuevos virus.

Los hackers saben que la mayoría de las personas no actualizan su sistema operativo y por lo tanto generan virus explotando las debilidades que Microsoft anuncia cada martes. Queriendo ayudar, Microsoft termina dañando a sus usuarios.

La intención es lo que cuenta dice la cultura popular. Me pregunto si realmente este es el caso.

3 comentarios en “Burocracia – La intención NO es lo que cuenta”

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