El día de ayer, The New Yorker publicó un buen artículo sobre Paul Krugman (el último premio Nobel en Economía y uno de los columnistas más famosos del New York Times).
Dado que me gusta seguir el blog de Krugman y leer sus columnas en el NYT, este artículo se me hizo muy interesante ya que me hizo aprender varias cosas.
Por ejemplo, yo no sabía que la esposa de Krugman edita las columnas del New York Times y no solo eso sino que también agrega su propia opinión en las mismas. Me pregunto si los lectores de Krugman sabrán que no están leyendo las ideas de Krugman sino también las de su esposa (que no son malas ya que la esposa tiene un doctorado en economía de MIT).
Asimismo, el artículo nos muestra a un Krugman a quién no le interesaba la política sino las ideas (que simplemente clasificaba en “smart” y “stupid”). El interés de Krugman en la política se dio cuando empezó a escribir para el NYT y se dio cuenta que la mayoría de las políticas de Bush caían en la categoría de “stupid”.
Otra cosa interesante que aprendí es que no hay que creer todo lo que leemos. Según The New Yorker, el documento de investigación más famoso de Krugman es un documento que tiene conclusiones erróneas. Aquí les pongo el fragmento exacto…
The most successful paper Krugman ever wrote was about target zones, and it was completely wrong. In the years before Europe adopted the euro, it was thought that establishing something between floating exchange rates and fixed ones—a “target zone” within which a currency would be allowed to float—might reap some of the advantages of each. He estimates that by the time the paper was officially published, in 1991, some hundred and fifty derivative papers had already appeared. “Empirically, it doesn’t work at all,” Krugman says. “People loved it as an academic thing, but it had some very strong predictions about interest rates inside target zones. Those predictions all turned out to be wrong.
Uno pensaría que un documento de investigación escrito por un premio Nobel debería ser una fuente confiable. Parece ser que hay que tener más cuidado.
El artículo menciona también el video de YouTube que circuló hace algunas semanas en el cual un cantante le pide (en tono de broma) a Krugman que se meta a la política.
Krugman estudió economía gracias a la inspiración de Isaac Asimov (el escritor de ciencia ficción) ya que en uno de los libros de Asimov hay un personaje que puede predecir el curso de una sociedad. Krugman quedó impactado por esta novela y decidió estudiar economía ya que esta ciencia fue lo más parecido que encontró a dicha historia.
El artículo termina mostrando a un Krugman que admite estar decayendo. Un economista que ya no tiene la juventud y creatividad que poseía cuando tenía 26 años y un académico que ya no puede aspirar a otro premio Nobel.
Si les interesa este artículo, pueden encontrarlo aquí.
P.s. según The New Yorker, el humor de Krugman se puede observar en sus libros de texto, donde aparentemente el autor escribió… “Efforts to negotiate a resolution to Europe’s banana split had proved fruitless”.