La importancia de saber hablar en público

Hoy escuché una platica/conferencia relativamente mala. No por el contenido sino por la forma en la cual el autor comunicó sus ideas. Aunque el tema no era malo, el lenguaje corporal, la estructura de la presentación y el tono de voz del presentador hicieron que mi mente divagara mientras el conferencista intentaba transmitirme sus ideas.

Ver esta presentación me hizo recordar los concursos de oratoria de la primaria y secundaria. Recordar que las habilidades de un buen comunicador se resumen en usar correctamente la proxemia (el espacio físico), la kinestesia (el lenguaje corporal) y el paralenguaje (tono de voz, ritmo, entonación).

Mientras mi mente divagaba me pregunté si sería mejor el desarrollar mi forma o mi fondo. Si las personas exitosas son aquellas que saben vender sus ideas o si los exitosos son los que tienen las mejores ideas.

Extraña coincidencia que inmediatamente después de la presentación, un amigo me escribió un correo pidiéndome recomendaciones sobre conferencistas que fueran líderes en finanzas y que pudieran hablar sin ser demasiado “técnicos”.

Conclusión… en esta vida se requiere forma y fondo. Parece ser que el siguiente fragmento del principito (uno de mis libros favoritos) explica este tema de una manera muy certera…

Tengo serias razones para creer que el planeta de donde venía el principito es el asteroide B 612. Ese asteroide no fue visto más que una vez con telescopio, en 1909, por un astrónomo turco.

Había hecho entonces una gran demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le había creído a causa de su vestimenta. Los adultos son así.

Afortunadamente para la reputación del asteroide B 612, un dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de muerte, vestirse a la europea. El astrónomo repitió su demostración en 1920, con un traje muy elegante. Y esta vez todo el mundo estuvo de acuerdo con él.