El día de mañana un algoritmo diseñado por el último premio Nobel de economía afectará mi vida de manera significativa. Este algoritmo decidirá el hospital en el cual Katherine y el resto de los estudiantes de medicina harán su residencia por los siguientes 4 o 5 años de sus vidas.
Es común preguntarnos si existe el libre albedrio. Mi cabeza provee una respuesta que contradice a la del corazón de manera significativa. Si el mundo fuese determinístico (i.e. todo evento tiene una causa y efecto), nuestras acciones serían simplemente el resultado de eventos que ocurrieron en el pasado. La ecuación de la vida ya ha sido escrita y nuestro papel es vivir un rol pre-establecido.
Por otro lado, si el mundo fuese no-determinístico, ¿Cuál es el objeto del libre albedrío? Podremos elegir sin embargo dicha elección es irrelevante ya que el resultado de la misma es aleatorio. El libre albedrío se convierte en una ilusión o una broma de mal gusto creada por un ser supremo.
Albert Camus escribió sobre este tema en su ensayo sobre Sísifo. Según la mitología griega, Sísifo era el hombre más sabio y prudente de los hombres. Tras burlar a la muerte en un par de ocasiones, los dioses decidieron darle un castigo ejemplar y no hay peor castigo para un hombre sabio que el trabajo inútil y sin esperanza.
Trabajo como el de insectos que caen en la trampa de Sísifo sin saberlo. La avispa Sphex, para dar un ejemplo, se comporta de manera rígida, mecánica y predecible. Si un científico altera uno de los elementos en el ambiente de la avispa, dicho insecto termina repitiendo la misma acción hasta su muerte sin darse cuenta.
¿Cómo sabemos que no somos distintos a esta avispa? Según Camus, Sísifo encuentra su respuesta en el corazón y en su esfuerzo…
En ese instante sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca, en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierten en su destino, creado por el, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.
Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre.
Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.
Reblogged this on Gabri Pardo A — Souvenirs!!.
El mayor regalo que Dios ha otorgado al hombre es la libertad. Sin el libre albedrío, la vida sería no sólo insípida sino insufrible.
Por otra parte, las menudencias del acontecer diario que a veces parecen estériles dan pleno sentido al existir. La clave está en hacerlas con consciencia y primor.
Fantástico post, Marco.
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Emilia