Warren Buffet dijo en una ocasión que la única forma de aprender las reglas de un juego era apostando más de lo que estábamos dispuestos a perder. Tras pensarlo por un momento creo que los últimos dos años de mi vida reflejan la sabiduría que se encuentra en esta máxima.
Hace dos años dejaba mi trabajo en McKinsey. Una empresa dónde hice amistades, crecí como persona y descubrí que mi vocación no es la consultoría. A pesar de todas sus cualidades, estoy consciente de que la consultoría no es la pasión de mi vida.
Recuerdo que la primera semana de clases un conferencista nos pidió que escribiéramos nuestro sueño en un pedazo de papel. En dos líneas escribí lo que sería mi meta.
«To work in a company with cutting edge technology that has the potential to change the world»
En aquel entonces ignoraba que perseguir mi sueño sería difícil. Creía que las palabras McKinsey y Dartmouth en mi curriculum me iban a abrir una infinidad de puertas. Tras un par de meses me di cuenta de que todos mis compañeros eran extremadamente talentosos y que muchos tenían más hambre que la mía. Alcanzar mi meta me costaría más de lo que preveía.
Cuenta la leyenda que Hernán Cortés conquistó a los Aztecas gracias a que quemó sus barcos al llegar a Veracruz. Al darse cuenta de que regresar a España no era una opción, los hombres de Cortés no tuvieron alternativa más que ganar o morir en el intento. De manera análoga, el evitar que McKinsey me pagara la maestría y el obligarme a no hacer consultoría fue el equivalente a quemar mi barco de regreso. Pedir préstamos por una cantidad de dinero que no he visto ni poseído en mi vida me haría aprender las reglas del juego.
Desafortunadamente aprender es un proceso que toma tiempo. Mi búsqueda me llevó a explorar la biotecnología, el comercio electrónico y las redes sociales para terminar con servicios en la nube. Tras tomar 28 aviones y tener más de 50 si no es que 100 entrevistas, puedo decir que he tenido la fortuna de alcanzar mi meta.
Dicen que los consejos son solamente nostalgia reciclada y que es imposible concluir algo en un mundo dónde la mitad de las cosas no son deterministas. A pesar de esto, quiero compartir las lecciones que he aprendido de esta experiencia. Lecciones que espero seguir usando a lo largo de mi vida.
1) Hay que saber esperar. Una empresa que crece a más del 50% cada año no contrata personas con un año de anticipación como lo hacen las empresas en otras industrias. No obstante, saber algo no implica que es fácil asimilarlo ya que es difícil ser paciente cuando 9 de cada 10 de tus amigos tienen una oferta y tú todavía no comienzas tu búsqueda.
2) Hay que estar preparado. De nada sirve esperar si no se está preparado. Si no hubiese realizado estudios independientes, trabajado en Amazon y pertenecido al centro de estrategias digitales de Dartmouth, dudo que hubiese alcanzado mi meta.
3) Hay que tomar riesgos. Tras entrevistarme por teléfono, la persona que sería mi jefe me preguntó… “¿Tienes algún viaje a San Francisco en los siguientes días?”. En ese momento mi reacción inicial fue pensar que un vuelo a San Francisco cuesta el equivalente a un mes de renta y que mi cuenta de ahorros disminuía a una velocidad alarmante. A pesar de esto, valió la pena el arriesgarme porque no hubiese podido vivir con el hubiera.
4) Hay que sudar. El mundo está lleno de personas inteligentes y lo único que distingue a una persona de otra es la pasión y el esfuerzo.
Tras leer los ensayos que escribí para entrar a la maestría, me doy cuenta de que desde aquel momento ya tenía una idea general de lo que acabaría haciendo…
“Specialize in the intersection of behavioral economics and geo-marketing; …The world needs better tools for explaining what we see… Affordable technology and geolocation capabilities are already here… I’m not and don’t want to be an expert in a technical field… What I want to do is to effectively combine the skills of people from these domains.”
En resumen, vale la pena luchar por nuestros sueños.
Para aquellos que están interesados, voy a trabajar en Responsys en San Francisco.
¡Mi más sincera enhorabuena! Si te soy sincera, no he entendido muy bien en que consiste tu trabajo, pero suena bien, suena interesante. Me alegra que te decidieras a arriesgarte, Marco, me alegra mucho. San Francisco es una ciudad fantástica; estuve allí un verano hace ya bastante tiempo. Es una ciudad perfecta para vivir; te gustará. Te deseo lo mejor en esta nueva vida que vas a comenzar. :)
Estoy de acuerdo con todo lo que dices. Hemos compartido en distintos tiempos todas y cada una de las lecciones de vida que comentas. Quiero mencionarte dos mas que me han servido mucho. 1) Hay que tener capacidad de adaptación. 2) Hay que ser agradecido.
¡Felicitaciones por tus logros!
¡Felicidades cabrón!! ¿Cuándo podemos ir a festejar? jajaja
Gringo: se escribe Cortés
Un abrazo
Ya lo corregí, jaja. Cuando vaya a México o cuando tu vayas a San Francisco festejamos.
Va, no es para menos!! ya tengo pretexto para darme una vuelta por aquellos lares.